viernes, 15 de julio de 2011

FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE LA INVESTIGACIÓN EN LAS CIENCIAS SOCIALES

Participante:
Loreto, Trina
 C.I: V- 8.790.546

Facilitadora:
Dra. Carmen Díaz.


FUNDAMENTOS TEÓRICOS DE INVESTIGACIÓN EN LAS CIENCIAS SOCIALES

El proceso que se llevó a cabo para separar las ciencias de la filosofía y poder crear un conocimiento, que esté basado no simplemente en  predicciones o  especulaciones, sino en un verdadero análisis de la realidad fue a través del  análisis  y comprensión  del cambio social. Para ello, se hizo  necesario estudiarlo y saber qué es lo que lo gobierna. Así es como las universidades  tienen un papel trascendental tomando fuerza como la principal sede institucional para la creación del conocimiento.
La polémica que gira en torno a  las ciencias sociales  es grande y debatida, pero a la necesidad de aceptar el reto de analizar la realidad desde distintas perspectivas, hace posible que  el enfoque multidisciplinario entre en acción, ya que  se sabe que los fenómenos sociales  son multicausales y esto implica un universo social. Estudiar al mundo donde hay hombres y por lo tanto una sociedad es igual a considerar al  mundo como inagotable, y a los hombres como una empresa inconclusa e interminable que cambia conforme a la flecha de tiempo.
El trabajo coordinado por Immanuel Wallerstein, “Abrir las ciencias sociales”, constituye un buen esquema general para la creación de escenarios de discusión académica que  permita entender con mayor precisión el papel que los investigadores tienen en el contexto de la modernidad, así como la posibilidad de generar nuevas teorías que profundicen las existentes y se concrete un avance, hacia la superación de obstáculos en ese inmenso mar de complejidades en que está inmerso el mundo civilizatorio.
De allí que al revisar la obra se pueden constatar cuatro puntos que fundamentan la investigación en las ciencias sociales, a saber: 1.- La construcción histórica de las ciencias sociales desde el siglo XVIII hasta 1945; 2.- Los debates en las ciencias sociales de 1945 hasta el presente; 3.- El tipo de ciencia social que se requiere actualmente; y 4.- La reestructuración de las ciencias sociales como conclusión al aporte.

Todo comenzó cuando los filósofos sociales empezaron a hablar de “física social” y los pensadores europeos comenzaron a reconocer la existencia de múltiples tipos de sistemas sociales en el mundo, cuya variedad requeriría una explicación. Es en este contexto, y ante la necesidad de que una figura institucional liderara estas nuevas ideas de conocimiento, que las universidades vuelven a ocupar espacio en la sociedad como principal centro de producción del nuevo conocimiento.
Los nuevos tiempos ameritaban organizar y racionalizar el cambio social, es entonces cuando la práctica de la ciencia social busca enfocar su interés hacia una visión particular, en donde el conjunto de estructuras espaciales se convirtieron en territorios soberanos que colectivamente definían el mapa de conocimiento en el mundo.
En el mismo momento en que las estructuras institucionales de estas ciencias sociales se instalan y delinean sus caminos de investigación, las prácticas  sociales, en especial después de la Segunda Guerra Mundial, empezaron a cambiar creando una brecha entre dichas prácticas y las posiciones intelectuales de los investigadores, y por otro lado, se apreció un claro deslinde de intereses entre éstos y las organizaciones formales de las ciencias sociales.
Después de 1945 varios procesos afectaron la estructura de las ciencias sociales: a.- El cambio de la estructura política del mundo; b.- El crecimiento demográfico y de la capacidad productiva después de 1945, arropó todas las relaciones en sociedad; y c.- La expansión extraordinaria, tanto cuantitativa como geográfica, del sistema universitario en todo el mundo, lo que condujo a la multiplicación del número de científicos sociales profesionales.
Luego de los eventos de la Segunda Guerra Mundial que determinaron un nuevo mundo social y positivista, la estructura institucional de las ciencias sociales requirió de una gran inversión para su consolidación. Los países triunfadores de la Guerra, encabezados por EE.UU. e Inglaterra, tomaron la batuta en las líneas de investigación que, a su juicio, eran las que requería el mundo para alcanzar el anhelado orden y progreso.
Es entonces cuando hay consecuencias puntuales que le dan a las ciencias sociales un marco metodológico ideal para encarar los estudios e investigaciones en tiempos de replanteamiento de la modernidad. Estas consecuencias se resumen en: 1.- La validez de las distinciones entre las ciencias sociales, a través de la creación de los estudios de áreas, cuya idea básica era tomar una zona geográfica grande que supuestamente tenía alguna coherencia cultural, histórica y frecuentemente lingüística, para crear en las universidades centros de investigación adaptados a la realidad de cada país o región, pero en un mapa general coherente con unidades de pensamiento pre-establecidas en el rigor de la comprobación científica; 2.- El grado en que el patrimonio heredado es parroquial, es decir, que los fenómenos sociales si bien suelen ocurrir en comunidades o localidades delimitadas, sus elementos constitutivos tienen proyección universal.     
Cualquier percepción en este sentido proporciona  ideas de comparación y traducción con otras realidades, desencadenando respuestas determinadas por la naturaleza de lo universal dominante, dejando la senda marcada de un pluralismo universal para captar la riqueza de las realidades sociales en que vivimos y hemos vivido; 3.- La realidad y la validez de la distinción entre las dos culturas. Es decir, no se puede hablar de un verdadero acercamiento entre múltiples expresiones de las  culturas, pero los debates han hecho surgir dudas acerca de la claridad de las distinciones y parecería que avanzamos en dirección a una visión menos contradictoria de los múltiples campos conocidos. Hoy día las ciencias sociales ya no son un pariente pobre, de alguna manera desgarrado entre dos clanes polarizados de las ciencias naturales y las humanidades; más bien han pasado a ser sitio de su potencial reconciliación.
Ahora bien, la idea de un cambio o actualización de los valores intelectuales y organizacionales de las ciencias sociales, pasa por una redefinición de categorías en cada región. La perspectiva que se presenta es de dispersión organizacional con una multiplicidad de nombres, similar a la situación que existía en la primera mitad del siglo XIX, es decir, que entre 1850 y 1945, el proceso de establecimiento de las disciplinas consistió en reducir el número de categorías en que podía dividirse las ciencias sociales.
En esta búsqueda de una reinterpretación de los valores y principios de las ciencias sociales, persisten tres problemas teórico-metodológicos centrales en torno a los cuales es necesario construir nuevos consensos heurísticos: 1.- Fortalecer la relación entre el investigador y la investigación; 2.- Reinsertar el tiempo y espacio como variables constitutivas internas, y no sólo como realidades físicas invariables dentro de las cuales existe el universo social; 3.- Superar las separaciones artificiales erigidas en el siglo XIX entre los reinos de lo político, lo económico y lo social.
Lo anterior permite determinar que hay cuatro clases de procesos estructurales que los administradores de estructuras de conocimiento de las ciencias sociales deberían alentar, como vías útiles hacia la clarificación intelectual y la eventual reestructuración más completa de las ciencias sociales:
a.- La expansión de instituciones, en el marco de las universidades, para que agrupen estudiosos para trabajar en común y por un año en torno a puntos específicos urgentes; b.- El establecimiento de programas de investigación integrados dentro de las estructuras universitarias, cortando transversalmente las líneas tradicionales, con objetivos intelectuales concretos y fondos para períodos limitados; c.- Nombramiento conjunto con los profesores de las líneas de orientación que ha de llevar el debate inter-institucional acerca de la actualización de las ciencias sociales; y d.- Comprometer a los estudiantes de postgrado en el área de las ciencias sociales, a fortalecer las líneas de investigación y a crear volúmenes significativos en aportes teóricos y prácticos para la ratificación de la importancia y trascendencia del área en el ámbito de las políticas de desarrollo regionales.


REFERENCIAS
http://autorneto.com/referencia/domesticas/estudio/immanuel-wallerstein-abrir-las-ciencias-sociales/

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